Por María Luján Bautista
Recientemente se realizó en
nuestro Departamento un taller denominado “Perspectiva de Género y Nuevas
Masculinidades”, a cargo de un Psicólogo integrante del Consejo Nacional de la
Mujer y del área de Mujer y Género. A dicho taller asistieron jóvenes de 4º y
5º año de secundaria. Nuevamente nuestros jóvenes sanrafaelinos se vieron
expuestos a la ponzoñosa “Teoría –o Perspectiva– de Género”, que viene
infiltrándose en sus cabezas desde hace años (http://www.diariosanrafael.com.ar/sociales/7882-actividades-en-el-dia-de-accion-por-la-salud-de-las-mujeres; http://now-events.net/ar/page/825390). Tuvo lugar, por cierto, en el "Honorable" Consejo Deliberante de nuestra ciudad.
Luego de que todos se
presentaran, el psicólogo a cargo del taller, mostrándose compadrón desde el
inicio, comenzó a tocar el tema del “género” pidiendo dos voluntarios, un varón
y una mujer, para jugar al “dígalo con mímica”, en el cual el varón debía
interpretar a una mujer y la mujer interpretar a un varón (siempre tan
originales), papeles que ambos jóvenes representaron con vergüenza.
¿Adónde llevaba este
jueguito? A “demostrar” lo que hace tiempo quieren imponer: que el hombre es hombre y la mujer es mujer
sólo por una coacción cultural.
En esto es en lo que se basan
los defensores de dicha “Teoría”.
Existen DOS sexos diferenciados por caracteres anatómicos distintos; pero
junto al sexo, existiría el “género”
masculino o femenino, que implica los papeles desempeñados por los
individuos en la sociedad, papeles que son resultado de la interacción entre la cultura y la naturaleza. Pero desde hace
tiempo, el término “género” ha adquirido un concepto cada vez más equívoco,
mostrándolo como producto exclusivo de la cultura.
Nos encontramos frente a una revolución cultural en la cual, bajo un
aparente interés de “construir la cultura de la igualdad”, se DECONSTRUYE la cultura y la persona,
vaciando la esencia de la idea de Mujer
y la de Hombre. Ello ocurre, por
cierto, manipulando la biología, ya que para estos sujetos pensar que la
sexualidad natural es la heterosexualidad es otra construcción social
biologizada y que por más que todas las células del cuerpo griten que se está
frente a una mujer, ésta puede sentirse hombre y por lo tanto serlo (“un hombre
atrapado en el cuerpo de una mujer”) y viceversa, porque la naturaleza estorba.
¿Cómo se lleva a cabo esta
revolución? Tomando conceptos, vaciándolos de su contenido, y empleándolos
significando, en muchos casos, todo lo contrario, o con una connotación
negativa, o dándoles un nuevo sentido. Luego solo basta repetirlo la cantidad
de veces necesaria para que todos se adapten a dicho concepto.
Y así es como nos quieren
vender “gatos por liebres”, legalizando la perversión y enarbolándola como un
“derecho”.
Y así es como nuestro país ha
promulgado leyes que amparan estas prácticas contrarias a la naturaleza,
ridiculizando al Orden Natural.
La meta es llegar a una sociedad sin clase de sexo, por medio
de la deconstrucción del lenguaje, de las relaciones familiares, la
reproducción, la sexualidad, la educación, la religión, la cultura, etc.
El medio más eficaz que
utilizan para lograrlo es la destrucción de la Familia y la desconstrucción de la Educación, donde han ganado terreno con una rapidez alarmante, ya
que desde Nivel Inicial se está enseñando esta peligrosa “perspectiva”.
Gran parte de la sociedad se
ha acostumbrado, e incluso ha aceptado esta “Perspectiva de Género” y ya no la
combate, porque ya no horroriza, al punto de juzgar de “INTOLERANTES” a quienes
defendemos el Orden Natural, al
punto de escandalizarse cuando nos atrevemos a decir que la práctica
homosexual, el lesbianismo y el transexualismo van contra la Naturaleza.
Es por eso que debemos salir
de nuestro adormecimiento y despertar a los demás para alzarnos contra esta
ideología que busca, a fin de cuentas, destruir a la Familia, destruir a la
Sociedad. Estamos a tiempo de cambiar el panorama, de volver a la Verdad, o por
lo menos de atenuar el daño hecho.
Recordemos que Dios perdona
siempre, el hombre a veces, pero la Naturaleza nunca.
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